jueves, 20 de mayo de 2010

Contemplar en el silencio

LA INSTALACIÓN: UNA NUEVA FORMA DE COMUNICACIÓN.

Hay muchas formas de comunicar un mensaje, unas quizás más asertivas que otras, pero todas con el mismo fin y valor.

Hace poco, tuvimos la experiencia de transmitir un conjunto de ideas, que surgieron a través de la lectura de un texto acerca de la Liturgia para los frailes cooperadores, por medio de una instalación, la cual es un medio de comunicación muy novedoso, en donde juega un papel importante quién es el receptor del mensaje, para darle un sentido a este.

Las expectativas que reflejaban los rostros de nuestros hermanos, demostraban que ellos confiaban en que haríamos un buen trabajo y, por tanto, sus ganas de recibir el mensaje que nosotros les íbamos transmitir, de un modo muy poco convencional.

No cabe duda, que la impresión de los frailes, al ver lo que estaba tras la puerta, fue grande. Era notorio que la imaginación y el talento humano de los creativos del evento, es digno de aplausos, su trabajo arduo ha dado frutos, pues ellos, siempre dispuestos a transmitirnos su mensaje, velaron porque la elaboración de su instalación fuera lo mejor posible, resultando un excelente trabajo. Así pues, felicitamos a todos los participantes, que no buscando una buena nota, sino aprender y enseñar algo novedoso, y , a partir de eso, construir comunidad y animarnos con agrado a trabajar, empleando nuestras fortalezas, y de éste modo, dando a los demás un pensar de jóvenes, que por Cristo estamos dispuestos a levantarnos y gritar que solo con él tendremos felicidad.



CONTEMPLAR EN EL SILENCIO

Siempre que aparece en mi horario de clases Liturgia, no dejo de imaginarme el que tendrá de novedosa esta materia en ese día. Y Hoy, no fue la excepción. La impresión que tuve cuando iniciamos fue grande. Me parecía bastante curioso ver que Fr. Nestor quien nos dirige en esta asignatura, estuviese organizando diversidad de instrumentos en un salón al cual no podíamos ingresar. Sentía que allí algo interesante estaba ocurriendo. Cuando arrancamos la terapia( nombre con el cual designamos esta clase), empezó también la aventura de descubrir que había detrás de esa puerta que aseguraba el salón. EL socio nos dio 30 minutos para que lo recorriéramos, y así se hizo. La primera impresión que tuve al observar esto, fue extraña, en un inicio no me explicaba que podría significar todo esa instalación que allí estaba ubicada. Sólo me dedicaba a mirar cada cosa detenidamente, tratando de encontrarle un sentido. Recuerdo el rostro de mis hermanos, cada uno experimentando algo distinto y expresando con una palabra, un gesto, una mirada, lo que estaban sintiendo. La música que sonaba, decía bastante de esa simbología que estaba en aquel lugar,mi cabeza no hacia otra cosa que girar y girar en busca de la respuesta que necesitaba saber. En mi corazon fluían muchos sentimientos, todos dirreccionados a darle un sentido vocacional y humano a esto que obserbaba. Creo que llegue a una conclusión ya después de haber revisado con confianza y lentamente todo, después de charlar con algunos Frailes. Estamos llamados a predicar de una manera distinta, sin cambiar las fuentes de vida que el Padre nos enseñó. Sólo necesitamos encontrarnos con nuestra realidad, contemplar la palabra, pedir la sabiduría y trasmitirla a los demás, reconociendo así las necesidades del mundo, empleando como medio la itinerancia apostólica, que todos estamos llamados a realizar por Cristo.


OIGA, MIRE, VEA
Ese fue precisamente el titulo que empleamos en nuestro cartel para darle un poco de realze a la actividad planteada. Cuando salí del Noviciado confieso que algo de pena me daba, pues no es habitual que uno salga a dar abrazos por las calles sin conocer a las personas que los recibiran, sin embargo ya estando ubicado en el terreno de juego los papeles se invirtieron y el gusto que le saque a tal evento propuesto, fue, excelente. Nunca llegue a imaginar que me iva a embarcar en semejante aventura y mas aún que aprendería tanto de ella. Generalmente uno suele pensar que ese solo es cuento de locos, porque a quién se le ocurrirá salir por la Aldea Chiquinquireña a repartir abrazos, pues sólo a gente como nosotros que teniendo claro el verdadero sentir de ese acto nos arriesgamos a gritarle al mundo que vivimos por Cristo y que su locura nos enloda tanto que resulta dificil evitarlo.A nivel general entonces sólo me queda por decir que la experiencia vivida fue fenomenal. la gente, este pueblo que nos recibió hace cuatro meses como Novicios, también como el primer día, volvió a estrira sus brazos para decirnos nuevamente..... Ánimo, estamos con ustedes, los apoyamos y que buena onda que hagan esto..
Nunca olvidaré los rostros de quienes nos abrazaron y dijeron, gracias Fray, esto me ayuda mucho, pues ahora estoy pasando por un mal momento. Y de igual forma gracias al Noviciado Dominicano que se unió con alegría y sin pena para salir a predicar de una nueva forma.

sábado, 15 de mayo de 2010

Recuerdos






El amanuense

YO SOY LAICO, ¿Y TÚ QUÉ ERES?

Al revisar el contenido temático que nos ofrece el Catecismo de la Iglesia Católica, me pareció demasiado interesante iniciar un proceso de consulta que abarque de manera específica la información referente al tema propuesto por esta institución( la Iglesia) en el capítulo tercero, párrafo cuarto. Los fieles laicos. Pienso que decidirme a escribir algo productivo referente a esto, no solo permitiría brindar un tipo de aprendizaje sencillo sino que también generaría tanto en el lector como en mí, que soy quien escribe, un interés positivo por adquirir conocimientos enriquecedores de temáticas fuertes en una sociedad que tras el paso de los días se vuelve débil.

PARA QUE TE INFORMES


Los fieles Laicos son los cristianos que están incorporados a Cristo por el bautismo, que forman el pueblo de Dios y que participan de las funciones de Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey. Ellos realizan, según su condición, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo.
Para ser sincero, sentí la pronta necesidad de hablar acerca del papel fundamental del laico en la Iglesia. Resulta un poco curioso que aun existiendo fuentes de información referentes a este tema, como laicos, no nos decidamos incorporarlo a nuestra formación para educarnos y responder así, de manera segura a este llamado que desde nuestro bautismo estamos prestos a ejercer.
No obstante veo también preocupante el desconocimiento en muchos aspectos que encierra nuestra vida de laicos. Aun sabiendo que somos unidad de Iglesia, parece ser no sentirnos parte de ella. Creo que estar orientados a este servicio eclesial, exige también de parte nuestra comprometernos a edificar con pasión una mirada nueva y positiva que responda a los intereses y necesidades planteados por la Iglesia Católica.
Los laicos viven en el siglo, es decir, en todas y cada una de las actividades y profesiones, así como en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social con las que su existencia esta como entretejida.
Con esta afirmación planteada, es claro entonces, que sin excepción alguna todos estamos llamados sin distinción a cumplir con este servicio que hoy más que ayer se torna vivo. Así como somos y con lo que tenemos podremos alcanzar la unidad en este que también es un estilo digno para el seguimiento y encuentro con Cristo. Sin embargo aunque solemos ser de retos por naturaleza, este desafío del laicado en determinados momentos no nos arriesgamos a afrontar, situación que considero debe hacer un stop de revisión que nos permita observar el motor de nuestra vida, cambiarle el aceite y arrancar nuevamente en busca del Reino de Dios, ese Reino al que pertenecemos todos y que se puede alcanzar a partir de las diferentes vocaciones en las que nos encontramos. Ahora bien, ¿Cómo entender la vocación del laico?
Para responder esta incógnita quisiera enunciar primero el significado de la palabra vocación según dos fuentes:
1. Inclinación, nacida de lo íntimo de la naturaleza de una persona, hacia determinada actividad o género de vida.
2. La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. El hombre es invitado al dialogo con Dios desde su nacimiento: pues no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado siempre por amor; y no vive plenamente según la verdad si no se reconoce libremente aquel amor y se entrega a su creador.
Luego de responder a esta incógnita, es hora de hablar de esta vocación del laico: Para iniciar el Concilio Vaticano II cita que a los laicos les pertenece por propia vocación buscar el Reino de Dios tratando y ordenando según Dios, los asuntos temporales. Si observamos, el ser laico vendría a ser como todo en nuestra vida, una vocación al servicio, pero aquella que se busca en libertad y disposición, impulsado por el ardiente deseo de cumplir la voluntad de Dios y por ende alcanzar el Reino de los cielos.
A los laicos de manera especial les corresponde iluminar y ordenar todas las realidades temporales, a las que están estrechamente unidos, de tal manera que éstas lleguen a ser según Cristo, se desarrollen y sean para alabanza del Creador y Redentor.
Cuando encontré esta frase sentí gozo y alegría. Recuerdo la percepción de una señora Opita que me arribo cierto día para confesarme que creía que ser laica la involucraba en la Iglesia, que es un instituto grande en la sociedad, sin pensar en la vida fuera de ella. Que sentía preocupación porque muchas veces su trabajo no salía de las cuatro paredes de determinada Iglesia en la ciudad de Neiva. La verdad no pude contestarle nada, solo calle y prometí responderle algún día. Ahora caigo en la cuenta que Iglesia por el hecho de ser un rebaño de los hijos de Dios, abarca también levantar mi vista a todos los horizontes del mundo, lo cual debe conducirnos a responder a las realidades temporales que se viven dentro y fuera de ella, orientarnos a un trabajo colectivo en nombre de Dios creador, que se construye en esta institución, para trasmitirlo a quien lo necesite haciendo parte o no de esta. Esa sería hoy mi respuesta para Gladys.
Pero quisiera comentar también algo que deja entrever con claridad este fragmento. Pienso que además de hacernos una asertiva invitación en función de tal servicio, nos impulsa a una necesaria formación que nos garantice como laicos un aprendizaje óptimo y significativo, que este regido y ligado a la Iglesia, que se haga permanente y que produzca consciencia absoluta de nuestro papel en la comunidad para poder con prudencia trabajar como Apóstoles en una pastoral firme y sincera, cuya cabeza sea Cristo. Todo esto podría ser en conjunto albergando muchos mas eventos, algunas de nuestras funciones básicas en la Iglesia.
Allí están llamados por Dios a cumplir su propio cometido, guiándose por el espíritu evangélico, de modo que, igual que la levadura, contribuyan desde dentro a la santificación del mundo y de este modo descubran a Cristo a los demás, brillando ante todo, con el testimonio de su vida, con su fe, su esperanza y caridad.
Servir a Cristo es una gran exigencia en el presente, aceptar su llamado en la vocación de laico, constituye abrir nuestro corazón con rectitud de intención y disponer esta vida a un obrar en fe, que se hace manifiesto en el vivir diario en la comunidad cristiana, entregándonos a una labor que abre sus brazos para acoger las necesidades de todo un pueblo creyente que guardando esperanzas, espera la misericordia de un Dios salvador que los ama desde su creación y los invita a la santidad.
Como todos los fieles, los laicos están encargados de hacer viva y eficaz su vocación, creo que los frutos que recogen y trasmiten se cultivaron desde su vocación a este servicio en la Iglesia y por tanto han de ser encendidos con llamas ardientes de amor, que vinculen su ser y los haga personas del común pero listas a cooperar con entusiasmo en esta labor encomendada.
Formarnos como laicos implica además de pertenecer a la Iglesia de Cristo, participar activamente de sus quehaceres, ser agentes con un espíritu de caridad y ayudar a construir la Iglesia, que ya desde sus inicios es santa. Resulta interesante conocer que la misión profética de Cristo no solo es establecida a través de la jerarquía, sino también por medio de los laicos.
Los laicos cumplen también su misión profética evangelizadora con ¨ el anuncio de Cristo comunicado con el testimonio de la vida y de la palabra¨. En los laicos, esta evangelización ¨ adquiere una nota específica y una eficacia particular por el hecho de que se realiza en las condiciones generales de nuestro mundo¨
Es evidente entonces que el apostolado forma parte esencial en la vida nuestra como laicos. No tendría un significado total este servicio que ejercemos si fuese solo limitado a un espacio y tiempo determinado, no puede ser un evento estático, debe tornarse dinámico, debe integrar una serie de aspectos básicos que complementen un ser misionero y logran lo que propone el famoso canto ¨ A edificar la Iglesia¨.
Por otra parte, además de la obligaciones, a los laicos también se les confieren algunos derechos, los cuales considero son de carácter necesario y prudente que brindan acogida, confianza y generan participación.
Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestarla a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres y la reverencia hacia los pastores, habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.
Tales argumentos plasmados anteriormente, son signos grandes de un avance que hizo la Iglesia para brindar al laico el espacio e importancia necesario en este instituto, llegando así, a hacernos bases completas de él, seguidores con constitución distinta pero marcados por una misma esencia y más aun comunidad de hermanos fieles dispuestos a predicar el plan salvífico de Dios y acrecentar así la fe cristiana. No obstante, es evidente que la participación del laico en la misión real de Cristo, toma fuerza y asciende cada día con mayor consciencia cristiana.
Los laicos, además juntando también sus fuerzas, han de sanear las estructuras y las condiciones del mundo, de tal forma que, si algunas de sus costumbres incitan al pecado, todas ellas sean conformes con las normas de la justicia y favorezcan en vez de impedir la práctica de las virtudes.
A partir entonces de la breve información planteada y la pregunta lanzada desde el inicio del escrito, no hay duda de lo inmenso y significativo que resulta nuestra presencia como laicos en la Iglesia. Ser laico hoy en el siglo XXI, parece atreverse a apostarle a Cristo, llenarnos de aliento, trabajar en comunidad y brindar un respiro nuevo a la sociedad que nos clama. Dudar y temer a responder en esta vocación de laicos a la cual somos llamados vendría a suplir el ardiente deseo de conocer y vivir con Cristo, lo cual debe ser abolido de nuestro pensamiento para iniciar así a edificar una mentalidad nueva y rejuvenecida que nos encamine a Dios, principio de vida y nos motive a anunciarle.
De nosotros como laicos depende la eficacia del trabajo que se nos propone, por ende luchar hasta lograr lo propuesto debe ser la palabra enunciada día tras día. Creo que unidos en fe, amor y caridad podremos perseverar en comunidad, contribuyendo en la obra de la Iglesia Santa, Católica y Apostólica. Ésta que cada día consolida sociedad, presenta alternativas de cambio y se hace actual a nuestro tiempo y espacio.

domingo, 25 de abril de 2010

Catalina dió un buen uso al papel y al lápiz

Catalina, una mujer que escribía.

Las obras de Santa Catalina de Siena figuran entre los clásicos de la lengua italiana, escritas en el hermoso Toscano vernacular del siglo catorce. Sus escritos consisten en:
- el "Diálogo" o "Tratado de la Divina Providencia";
- una colección de cerca de cuatrocientas cartas; y
- una serie de "Oraciones".
El "Diálogo" trata especialmente la totalidad de la vida espiritual del hombre en la forma de una serie de coloquios entre el Padre Eterno y el alma humana (representada por la misma Catalina).Una obra más pequeña en la forma de diálogo, el "Tratado de la Perfección Consumada", es también atribuida a ella, pero es probablemente ilegítimo. Es imposible en pocas palabras dar una concepción adecuada de las muchas facetas del carácter y el contenido de las "Cartas", que son la más completa expresión de la riqueza de la personalidad de Catalina. Mientras que las cartas que fueron dirigidas a Papas y soberanos, gobernadores de repúblicas y líderes de ejércitos, son documentos de incalculable valor para los estudiosos de historia, muchas de las que fueron escritas a ciudadanos, hombres y mujeres en el claustro o en el mundo, son tan frescas como iluminadoras, tan sabias como prácticas en su consejo y guía para el devoto católico de hoy así como lo fueron para aquellos que buscaron su consejo mientras vivió. Otras cartas conducen al lector a alturas místicas de contemplación, una atmósfera singular de santidad en la que sólo unos pocos espíritus privilegiados pueden morar. La clave para la enseñanza de Catalina es que el hombre, ya sea en el claustro o en el mundo, debe habitar en la celda del auto-conocimiento, que es permanente, en la que el peregrino del tiempo a la eternidad debe nacer nuevamente.

sábado, 17 de abril de 2010

Sobre Liturgia

Cuando por primera vez escuché la palabra Liturgia, confieso que pensaba que sus conceptos estaban ligados a temáticas que no me resulataban interesantes. Sin embargo, ahora que tengo la oportunidad de conocer el sentido propio de ésta, no solo en la Iglesia sino tambien en la Orden de Predicadores me ha parecido que está compuesta de un contenido demasiado interesante.
Quisiera comentar algo clave y corto que considero aprendí en dos encuentros acerca de esta temática. Como primero me parece fascinante el concepto que maneja la O.P. en relacion con la Liturgia, pues la propone como un molde de santificacion del religioso, culmen al que tiende todo cristiano. En un segundo lugar el comprender que ella se desarrolla CON,EN Y POR CRISTO,siendo de este modo él quien hace participe su vida a nosotros y nos invita a celebrar en su presencia plena la gracia de ser hijos de Dios. Luego, este espacio que se nos brinda mediante la Liturgia será también el principio de un seguimiento mas cercano a Cristo así como aquellos que como SANTA CATALINA, vieron en la Liturgia el fundamento de su santificación.

Algunos datos de interés

Padres de Catalina y su condición social.

Los padres de Santa Catalina se llamaban Jácomo, hombre sencillo, leal, temeroso de Dios y cuya alma no estaba contaminada por ningun vicio y Lapa, mujer trabajadora, prudente y conocedora de las cosa del hogar. Este matrimonio vivió en paz y aunque de clase humilde, gozó de cierta posicion entre sus conciudadanos, disfrutando además, de bienes de fortuna superiores a su categoria social. Dios los bendijo con numerosa descendencia que ambos conyugues se encargaron de guiar por los caminos de la virtud.

Nacimiento de Catalina. Su infancia. Circunstancias maravillosas.

Lapa dió a luz de un solo parto a dos delicadas criaturas de sexo femenino(1347), y no pudiendo criar a ambas, se vió en la necesidad de confiar una de ellas a manos extrañas. A una llamó Catalina y a la otra Juana. Ésta no tardó en volver al cielo con la gracia bautismal, y Catalina, que fue la elegida por su madre pudo criarla a sus pechos,viviendo lo suficiente para ser una gran santa y salvar muchas almas con el ejemplo de sus virtudes.
Catalina fue criada como algo que pertenecia a Dios desde el instante de su nacimiento. Tan pronto pudo caminar, amigos, vecinos y familiares se disputaban para llevársela a sus casas pues cuantos la veían, instantaneamente sentían despertarse en ellos intenso cariño hacia la niña y querían tenerla a su lado para disfrutar de su discreta conversación y de las gracias infantiles que la adornaban.
Apenas cumplió sus 5 años recitaba un Ave María, arrodillándose en cada peldaño de la escalera de sus casa, siempre que subía o bajaba por la misma. En su adolescencia se realizó cuanto prometía su infancía, sus palabras poseían un extraño para inclinar almas hacia Dios.Cuando Catalina cumplió sus 12 años, nunca salía sola de casa, de acuerdo con las normas establecidas con respecto a las mujeres solteras.

Su deseo incesable de ser religiosa.

Catalina solicitó a la Hermanas de la Penitencia,que seguían la regla de Santo Domingo, que accediesen a recibirla entre ellas y le permitiesen vestir su hábito. Se retiraron pues las hermanas llenas de piadosa alegría y espiritual edificación y dieron cuanta de su visita a sus compañeras,quienes, después de consultado el caso con los frailes de la Orden, celebraron capitulo y admitieron a Catalina por unanimidad. Al recibir tan grata nueva, Catalina derramó lagrimas de alegría y dió fervorosas gracias a su divino Esposo y a Santo Domingo, quien al fin cumplía su promesa.Le imploró también para que le devolviese la salud, pues en ese momento estaba enferma y la librase por ende de los sufrimientos que la enfermedad le ocasionaba. Sus ruegos fueron oidos pues al cabo de pocos dias se encontró completamente bien.
Catalina no pronunció los tres votos de religion al tomar el habito de Santo Domingo, pero tomó la resolución de cumplirlos fielmente. Con respecto a la castidad prometió virginidad perpetua, en cuanto a la obediencia, esta la prometio al Maestro de las hermanas y a su superiora. También observó de una manera perfecta el voto de pobreza.